El impacto en la libertad de expresión de la violencia de género en línea hacia mujeres con voz pública
En los últimos cinco años la violencia de género en línea creció exponencialmente y los modos en que se manifiesta se multiplicaron. Organismos internacionales y organizaciones de defensa de los derechos humanos venimos trabajando sobre su dimensión y consecuencias, en particular sobre el impacto en las mujeres con voz pública: periodistas, defensoras de los derechos humanos, activistas y políticas. En este contexto, desde la Alianza Regional por la libre expresión e información, con el apoyo de ONU Mujeres, llevamos adelante un estudio cualitativo extenso: «Violencia de género en línea hacia mujeres con voz pública. Impacto en la libertad de expresión».
Este estudio indaga en 15 casos, seleccionados por las organizaciones miembro de la Alianza, mediante entrevistas en profundidad a mujeres con voz pública de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Todas ellas han recibido fuertes ataques en línea, por su condición de mujer, a raíz de su actividad periodística y/o sus activismos; todas ellas destacaron que la amenaza y la agresión está naturalizada y vista como “las reglas del juego” en el mundo del periodismo y la política.
El mayor efecto sobre la libertad de expresión es la autocensura, aunque también existe el disciplinamiento a través de los linchamientos virtuales. Sin embargo, las consecuencias no son exclusivamente individuales sino que se derraman y generan más repliegues: de colegas y activistas que rehúyen de la visibilidad, y de otras mujeres que no quieren ser entrevistadas o participar de un debate público para no ser hostigadas. Por cada mujer silenciada o que se intenta acallar , son varias las que se retiran o ni siquiera llegan al debate público.
El ámbito digital es actualmente el principal foro de intercambio de opiniones políticas, allí se construyen agendas públicas que son tomadas por medios de comunicación y gobiernos. El silenciamiento de las mujeres víctimas de violencia de género en línea, limita las voces en el debate público y empobrece la calidad de nuestras democracias.